Esfuérzate por ser optimista sin importar las circunstancias y verás cómo
revierte en ti esa actitud positiva. La psicología refiere que uno de los
indicadores de bienestar es la forma cómo una persona piensa y actúa frente
a los acontecimientos buenos y malos que le suceden. Esta historia nos
invita a reflexión.
¿Cómo debemos tomar la vida?
Un discípulo a otro discípulo:
—¿Cómo crees que debemos tomar la vida?
—Bueno, siempre pensé que la vida era un regalo para disfrutar de lo bueno
que se nos ofrece. Este pensamiento perdura en mí a través de los años y de
las experiencias pasadas.
—¿Y qué pasa con las experiencias negativas?
—Es cierto que con los años las experiencias negativas pueden aumentar; es
entonces cuando apelamos a nuestro pensamiento positivo para convertirlas en
narraciones del pasado con moraleja, ya sea para nuestra vida o para quienes
nos rodean. Hay personas que viven experiencias traumáticas, dañinas para el
cuerpo y el alma, de las que marcan negativamente para siempre. Sin embargo,
el pensamiento positivo de algunas de ellas hace que estas experiencias sean
un acicate y aprenden de ellas lo que necesitan para vivir felices.
—¿Cuan importante son las experiencias en nuestras vidas?
—Toda experiencia, sea positiva o negativa, tiene el poder que nosotros le
otorgamos; hay experiencias positivas que han transformado negativamente a
una personas, y experiencias negativas que han sido un reto y una superación
personal para otra.
El optimismo en la adversidad
Las experiencias traumáticas no tienen necesariamente que dejar
«cicatrices». Asumiendo una actitud optimista estaremos en condiciones de
sacar lo mejor de la adversidad. Realmente, la diferencia entre personas
saludables y tóxicas radica en que las primeras tienen al optimismo de su
lado. Según el Dr. Martin Seligman: «Los optimistas, que enfrentan los
mismos reveses en este mundo, piensan de la desgracia en forma opuesta.
Tienden a creer que la derrota es solo un revés temporal o un desafío, y que
sus efectos se limitan solamente a ese caso».
La parálisis pesimista
Por otro lado, la actitud negativa paraliza a muchos y les impide encontrar
una salida a sus problemas. Como prisioneros en celdas abiertas, no verán la ruta de escape pese a estar frente a ellos. Aún más, el pesimista se empeña en
descubrir inconvenientes y dificultades provocando apatía y desánimo. Esta actitud tiene efectos negativos sobre la salud.
Aunque no hay datos suficientes para establecer una relación causa-efecto, se reconoce que el pesimismo afecta la vulnerabilidad de las personas a contraer enfermedades. Suelen manifestarse condiciones como úlceras, trastornos cardiacos, hipertensión, artritis, problemas digestivos, migrañas y otras enfermedades. Del mismo modo, sabemos que los pensamientos hostiles y de enojo aceleran los latidos del corazón y suben la presión arterial. El resentimiento y la tristeza, por su parte, debilitan el sistema inmunológico.
El optimismo es una elección
El optimismo implica hacer un esfuerzo para encontrar soluciones, ventajas y posibilidades. Como disposición positiva, supone numerosos beneficios —tener mejor humor, ser más
perseverantes y exitosos e, incluso, a tener mejor estado de salud física—.
Con todo, es una elección que debes hacer diariamente. Dice una frase: «Si
estás buscando a la persona que cambiará tu vida, échale una mirada al
espejo».
Beneficios para la salud
Los investigadores continúan explorando los efectos del optimismo en la
salud. Los beneficios que puede proporcionar la actitud positiva incluyen:
—Mayor esperanza de vida.
—Menores índices de depresión.
—Menores niveles de angustia.
—Mayor resistencia al resfriado común.
—Mejor bienestar psicológico y físico.
—Mejor salud cardiovascular y menor riesgo de muerte por enfermedad
cardiovascular.
—Mejores habilidades de afrontamiento durante las dificultades y tiempos
de estrés.
No está claro por qué los optimistas experimentan estos beneficios para la
salud. Una teoría es que tener actitud positiva les permite afrontar mejor
las situaciones estresantes, reduciendo los efectos nocivos del estrés en
su cuerpo. También se cree que las personas positivas y optimistas tienden
a llevar estilos de vida más saludables, es decir, realizan más actividad
física, siguen dietas saludables, no fuman y beben alcohol con moderación.
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