Combatiendo las ideas negativas: recompensa divina


Cuando se piensa en el dolor, la renuncia, y la infelicidad como sacrificios que algún día serán recompensados, estamos condicionando nuestro bienestar. ¿Qué sucede si la recompensa nunca llega? ¿Cómo reaccionamos al recibir mal por bien?

La recompensa divina es una distorsión de pensamiento. Sólo se actúa "acumulando puntos" o "millas" esperando cobrarlos algún día. Se renuncia a sí mismo, se hacen sacrificios pero finalmente, se vuelve hostil o resentido al no recibir ninguna recompensa. La siguiente historia muestra la reacción característica.

La nube caprichosa
En cierta ocasión un campo abrazado por sel sol pidió la ayuda de una nube:
–Regálame un poco de agua. Mis flores languidecen, mi hierba se pone amarilla y mis árboles enferman de sed.
Pero la nube no hizo caso del ruego; caprichosa, corrió al mar y soltó sobre las olas su lluvia. Pero aquél, naturalmente, no apreció el regalo y la nube se ofendió mucho. Esta fue a una montaña y le contó su pesar. 
–¿Creíste que el gran mar acogería con entusiasmo un poco de agua? –le dijo la montaña–. Él no tuvo en cuenta tu pequeña ofrenda. Debiste ser generosa con aquel árido campo. Tu regalo le habría sido de mucha utilidad.
La nube comprendió entonces que cuando un regalo no proporciona bienestar es completamente inútil.

Definición
La persona practica el bien con la intención de recibir una recompensa. Generalmente, renuncia a sus propios deseos y realización personal. Espera cobrar algún día todo el sacrificio y abnegación como si llevara las cuentas de sus obras. Se resiente cuando comprueba que la recompensa no llega. 

Ejemplos:
«Me esforcé mucho en educarte y mira cómo me lo agradeces»
«Se lo entregue todo y ella me dejó, no supo valorarme»
«Aunque ahora sufra, el día de mañana todo se solucionará y yo tendré mi recompensa»

Técnica
La recompensa hay que recibirla ahora. Habitualmente las transacciones emocionales deben ser al "cash" no al "crédito". Si se está agotado y se acumulan "cuentas por cobrar" emocionales, algo anda mal. Es necesario arreglar las actividades para conseguir aquí y ahora la recompensa.

La mejor recompensa es intrínseca, es decir, hacer las cosas por satisfacción propia. Por ejemplo, muchos maestros encuentran satisfacción en la tarea de enseñar. En estos casos, otras recompensas (económicas, sociales, etc.) son secundarias.

Para combatir estas ideas negativas acerca del valor del sacrificio presente y del beneficio futuro, puedes hacerte las siguientes preguntas:

«Aunque ahora sufra, el día de mañana todo se solucionará y yo tendré mi recompensa»

1. ¿Dónde esta la prueba que tengo que recibir un beneficio por todo lo que hago?
2. ¿El sufrimiento por sí sólo solucionará el problema? ¿Puedo hacer algo mejor en el presente?
3. ¿Puedo encontrar otras fuentes de satisfacción?

Psicólogo Renzo Benvenuto
rbenvenuto@doctor.com

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