No podemos evitar ciertas situaciones durante un «mal día», pero sí tenemos elección de cambiar de actitud. Según la psicología cognitiva, hacer un drama de todo —terribilizar— derivan en estallidos de amargura y frustración. Frases como «no lo soporto», «esto es terrible», «es desastroso», «estoy arruinado» o juicios similares, nos hacen perder el sentido de la proporción. Necesitamos ser más precisos y/o constructivos en nuestros pensamientos pues nada es tan terrible. Esto no es mover el péndulo hacia el optimismo ingenuo sino hacia el realismo basado en evidencias.
En lugar de visitar el «lado oscuro» ¿No sería mejor una actitud serena? A fin de cuentas, siempre hallaremos obstáculos en la vida, pero nosotros decidimos su significado. En efecto, si piensas: «A veces no podemos estar alegres, pero es posible estar en paz», «No todo tiene que ser perfecto para poder ser feliz», o «Preocuparse y frustrarse no cambia la realidad», escaparás, sin duda, del carrusel emocional. Mi objetivo es, precisamente, guiarte a través del libro hacia «aguas tranquilas»; hacia un estado de bienestar. Pero, como descubrirás leyendo sus páginas, esto implica cambiar la forma de pensar.
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