Existen mil maneras de eliminar el estrés: ejercicios físicos, alimentación balanceada, descanso, lectura, entre otros recursos. Todos estos métodos prometen desterrar el estrés de nuestras vidas. Ellos son ampliamente difundidos en revistas, televisión, seminarios y manuales. Sin embargo, un camino más profundo y duradero contra el estrés consiste en identificar nuestros pensamientos cuando nos enfrentamos a una situación estresante.
En un café, Ana preguntaba a Sofia, su mejor amiga:
—¿Es verdad que tu novio te abandonó?
—Así es. Finalmente confesó que se enamoró de otra.
—¿Cómo te sientes? —dijo Ana.
—Ya te podrás imaginar. Él era todo para mí. Simplemente, no puedo imaginar mi vida sin él. ¡Siento que mi mundo se derrumba! Estoy tomando tranquilizantes, pero ¡ni con eso! —contestó Sofia desconsolada.
Ana pensó un instante y señaló:
—Amiga, estas cosas son inevitables. ¡Hace una semana Rodrigo también me dejó!
—¿Cómo es eso posible? ¡Ustedes se veían tan felices! ¡Llevaban cinco años juntos! —comentó, sorprendida, Sofia.
Ana suspiró profundamente:
—Es largo de explicar, —dijo— pero su familia jamás aceptó nuestra relación y Rodrigo no tuvo el valor de afrontarlo. ¡Quizás fue lo mejor! Pienso que hubiéramos sido infelices en el futuro. La vida continúa y no necesito de un hombre para realizarme.
—¿Acaso no te sientes mal? ¿Tendrías que estar muy mal o incluso peor que yo? ¿De dónde viene esa fuerza? —Inquirió Sofia sorprendida por la serenidad de Ana.
Ana y Sofia atravesaron la dolorosa experiencia de la separación. Esta situación tiene un alto valor estresante en nuestra sociedad occidental. Pero ¿Cuál es la diferencia entre Ana y Sofia? Si ambas tuvieron la misma experiencia ¿Por qué Sofia siente que su mundo se derrumba, y Ana, sin embargo, toma el mismo hecho con serenidad? ¿Cuál es el secreto de la fortaleza de Ana?
El secreto revelado
El secreto para vencer el estrés se resume en una palabra: «actitud». La actitud de Ana frente la adversidad hizo la gran diferencia. Mientras que, Sofia se decía: «…No puedo imaginar mi vida sin él…Mi mundo se derrumba…», Ana, por su parte, se inmunizaba contra el dolor: «…La vida continua…No necesito un hombre para realizarme…». Esta es la regla de oro que debemos conocer para combatir el estrés: «Son los pensamientos o actitudes negativas las que generan el dolor emocional». Generalmente, creemos que son los problemas o adversidades los causantes de nuestro sufrimiento, pero no es así. Es nuestra actitud frente a ellos lo que nos causa dolor. Siglos atrás, el filósofo griego Epícteto decía: «Los hombres no se perturban por las cosas sino por la opinión que tienen de éstas».Si nuestra actitud es negativa, irracional o neurótica frente a la adversidad, sentiremos tristeza, miedo, angustia etc. Si en cambio actuamos racionalmente, nos habremos inoculado contra el dolor como Ana.
Existen mil maneras de combatir el estrés (actividad física, descanso, respiración profunda, etc.); sin embargo, el manejo de nuestras actitudes produce un cambio profundo y duradero en nuestras emociones. En el siguiente post seguiremos profundizando el tema con más ejemplos.
Psicólogo Renzo Benvenuto
rbenvenuto@doctor.com
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