Temores sociales que complican la vida


Julián tenía 24 años cuando solicitó mi ayuda. En nuestra primera entrevista dijo atribulado: «Es difícil de creer, pero nunca he tenido una cita romántica. No sabría cómo actuar en tal circunstancia. Temo hacer el ridículo. Sólo me imagino balbuceando, tembloroso y empapado en sudor. Es demasiado arriesgado para mí».

La evitación reiterada de aquella «circunstancia embarazosa» sumió a Julián en la soledad. La investigación clínica prueba que la tendencia a evitar las situaciones temidas es alta en algunas personas. Este comportamiento es habitual en los temores sociales.

Temores sociales
Los temores sociales como hablar en público, conversar en grupo, tener una cita romántica, formular reclamos, hacer una entrevista, entre otros; tienen en común una preocupación desmedida por el juicio o valoración negativa de los demás.

Si bien la mayor parte de la gente suele tener problemas con una o dos situaciones, en algunos individuos pueden abarcar casi todas las situaciones sociales fuera del círculo familiar. La conducta de evitación suele ser intensa y en los casos extremos produce un aislamiento social casi absoluto.

El estilo «evitativo» puede invadir tu vida
Julián también se veía afectado en el trabajo. Durante cinco años, había desempeñado la labor de almacenero en un centro comercial. En esta tarea que creía aburrida sólo tenía contacto con dos personas. Sin embargo, cuando fue promovido al puesto de cajero, aumentando su salario, rechazó categóricamente la oferta. El temor al contacto con los clientes frenó sus aspiraciones.

El balance en los temores sociales siempre estará en rojo. Tal como una enfermedad infecciosa, el temor se irá apoderando de otras áreas, restringiendo la libertad y una vida socialmente productiva.

Dialogo interior
Otro paciente, Francisco describió la siguiente escena: «El paso por la universidad fue un auténtico martirio. Cuando hablaba frente a la clase me invadía el temor. En ese trance, mi memoria era un caos y olvidaba el discurso. Los minutos se transformaban en horas. En esta ejecución pública, yo era el sentenciado y mis compañeros eran los verdugos. Bastaba ver la expresión de burla en sus rostros».

Creencias Erróneas
En el fondo de los temores sociales existen creencias erróneas. Una creencia errónea es una falsa idea acerca de alguna persona, objeto, o situación. Ellas contribuyen a elevar el nivel de malestar o temor.

Por ejemplo, detrás de la escena, relatada por Francisco, encontramos: «No puedo soportar que la gente me desapruebe», «Es horrible si la gente me rechaza», «Si la gente me rechaza, yo no valgo». 

Francisco como la mayoría de las personas, no era consciente de sus creencias erróneas y cómo afectaban su comportamiento. En otro momento refirió: «Todo el tiempo inventaba excusas con tal de no hablar en público».

La táctica de reuir persistentemente las situaciones temidas tiene un alto costo: la persona no tendrá ocasión de poner a prueba la validez de sus creencias. El choque de sus creencias con los hechos favorecería alcanzar conclusiones más realistas. 

Como dijera Albert Einstein: «Es más fácil desintegrar un átomo que eliminar un preconcepto».

Regla de oro
Por otro lado, enfrentar la situación temida puede tener sus recompensas como en el caso de Patricia quien solicito mi ayuda.

El primer día, intencionalmente, invité a Patricia a ser la primera en presentarse en un taller de Habilidades Sociales. Ella estaba sorprendida y nerviosa, pero continúo. En adelante, siempre animaba a Patricia a compartir sus opiniones con el resto de asistentes.

¿Resultado? En cada intervención Patricia ganaba en confianza. Esto podía observarse en su expresión facial, el tono de voz y la postura corporal. Definitivamente, era otra persona al finalizar el primer día. La familiaridad con la situación temida hizo la diferencia en el caso de Patricia. 

Psicólogo Renzo Benvenuto
rbenvenuto@doctor.com

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